Por Oscar Santiago Gutiérrez Espinosa
Ya nada fue igual dentro de cuatro meses.
Ahora que nos veíamos a diario
el deseo ya no abre sus alas de
polilla desflorada
y esta orquídea que hay en tus entrañas
ya no muere deshojada
al pulso de la lluvia ácida.
Ya no escuece en mis oídos este puño de avispas
enloquecidas por una gota de tu miel.
Se cayó el puente que cruzaba la memoria
y está muda con palabras de azogue ya no calla nada
a los cuatro vientos.
Ahora Mírame al espejo,
No digas nada, sólo mira la muesca
demíparati
en la oquedad de mis palabras
Encontrarás la urna funeraria que guarda mis huesos
roídos por gusanos
yertos de hambre y sed.
Habrá un corazón marchito
y un alma agazapada en su vientre macilento
que respira a podrido,
y un listón violáceo para atar mis ojos.
Que a diario pierden la cabeza por ti.
Oscar Santiago Gutiérrez Espinosa. Estudió Letras y Literatura hispanoamericanas en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Actualmente se desempeña como escultor.