
Por Kristie Rodríguez
¿Al caminar por el centro de la ciudad te has percatado de las esculturas monumentales que han habitado nuestras calles desde los últimos meses? Se trata de la exposición Jímenez Deredia. Una génesis para La Paz, que inicia en la explanada del Palacio de Bellas Artes, sigue por la Alameda Central, el Paseo de la Reforma y las plazas del Caballito y de la República. Se compone de quince esculturas monumentales de mármol y bronce de seis toneladas creadas por el escultor Jorge Jímenez Deredia (Costa Rica, 1954); su obra ha sido presentada en museos y lugares públicos de Estados Unidos, Europa y algunos países de América Latina, ahora llega a la capital mexicana. La exposición se encuentra vinculada al proyecto “La Ruta de La Paz”, presentado en el 2009, en Roma y pretende continuar en nuestro continente desde Canadá hasta Argentina; la Ciudad de México es el primer punto de exhibición.
Algo que tienen en común todas las piezas que conforman esta muestra –y probablemente llamará tu atención– es que son circulares, se inspiran en la forma elemental esférica que puede transformarse en figura humana. Es así como cada una de las obras narra en sí un proceso de vida y creación partiendo del huevo –el génesis o inicio de todo–; es una “escultura simbólica-transmutativa de carácter orgánico que describe la participación cósmica”. Se describe el tiempo y espacio por medio de la transformación de la materia, y, según el artista, lleva a “tomar consciencia de que somos polvo de estrellas en transmutación”.
Las figuras comienzan con una esfera, o un huevo, y van creciendo, toman forma, se pueden observar rasgos que van develando su desarrollo hasta llegar a la figura humana.
Ha quedado clara la idea de génesis, pero ¿la de la paz? Ésta tiene que ver con la idea del autor de que al adquirir conciencia de nuestra participación cósmica, de nuestro papel en el mundo o el universo, se da la plenitud en nuestras vidas; lo que permite estar en paz con nosotros mismos y con los que nos rodean, el artista cree que el encuentro con uno mismo provoca la convivencia en armonía.
Puedes visitar las obras mientras das un paseo el fin de semana o darte unos minutos durante tu camino a la oficina. Tienes hasta el 31 de marzo del 2016 para conocerlas en cualquiera de los espacios que componen la muestra.