
Por Israel Sandoval
Buen día, lectores. Los saludo desde la Liebre Melómana. En esta ocasión estoy aquí preguntándome cómo va a ser la vida mejor… Apuesto a que más de uno ha reconocido esas palabras. Si no es así, les recomiendo quedarse a escuchar más.
En el año 2006 apareció, en Caracas, Venezuela, una de las bandas más interesantes del rock latinoamericano en lo que va del, todavía joven, siglo XXI: La Vida Bohème. Durante la década que llevan de carrera, se han destacado como nuevos exponentes de su país y en un plano internacional. Presentaciones en espacios emblemáticos y envidiables como el Luna Park y acompañando a clásicos del rock en español como los Fabulosos Cadillacs; premios Grammys y la aparición de un par de sus temas en dos de los videojuegos más populares (FIFA 12 y GTA 5) resultan indicadores de que algo están haciendo bien estos sudamericanos; algo que les ha dado un gran reconocimiento desde sus primeros años: en 2008 ganaron el Festival de Nuevas Bandas de Venezuela.
Recuerdo mi primer acercamiento a su música. Un amigo me había platicado sobre ellos unos tres días antes (quizás una semana). Debió suceder alrededor de finales de abril de 2014. Tenía una cita, una primera cita; lo que no tenía, era la menor idea de a dónde ir con esa chica a la que quería impresionar. Acudí a las redes para salir al paso y ahí estaba. El Imperial de la colonia Condesa presentaba a La Vida Bohème. La oportunidad estaba dada. Y la tomé. Para mí, su música siempre será equivalente a ese beso interminable que duró todo el concierto y, a pesar del cual, no dejé de escuchar uno solo de los temas que interpretaron.
Mucha de la música contemporánea se caracteriza por contener una mezcla de géneros y por la exploración de nuevos límites entre los ya existentes. Esta banda venezolana no es la excepción a ese fenómeno que, aunque es cada vez más común, no deja de entregarnos resultados fascinantes. Su mezcla de ritmos latinos, música electrónica y rock ha producido frutos muy distintos a los de otras agrupaciones con propuestas más o menos similares. Son la viva prueba de que la personalidad y el talento del artista puede ser mucho más importante que la conceptualización que él o cualquier otro elabore acerca de su obra. El estilo de la banda es único. Ninguna liebre podrá evitar mover la patas a su ritmo.
Y como una nota habla más que mil palabras. Los dejo con estos videos. Hasta luego.