
Por Claudia M. Sánchez Cadena
Dibujo una línea,
el agua de mar la arrastra hacia dentro,
es el retorno a un camino desconocido;
se torna quebradiza,
hay sombras que se estremecen a mi paso,
algo muerde mis márgenes
y me arrastra hacia el fondo de agua,
esa orilla me arroja a las rocas
me desdibuja,
me ahoga
y me escupe.
Acuno pájaros en mi regazo,
dibujos de un tiempo inhabitable.
Líneas
Escribo sobre el dorso
de mi mano tu nombre,
no como un recordatorio;
obsesión de tinta en la piel.
Las letras escapaban de tus labios,
un sonido extraño
que repito cada noche
en cada sueño.
Al principio estábamos a salvo;
fuimos perdiendo la vista,
nuestros ojos se nublaron,
poco a poco se acercó la nada,
punto ciego en un mapa blanco
con su inmensa grandeza,
Olía a vacío,
no era dulce ni triste,
sólo era la muerte.
Tierra suelta
Han florecido de nuevo en el desierto
los pájaros que regalé a tus ojos.
Te alejas como el bosque abandonado por un ciervo,
te desatas en mis manos;
no vuelves tú, ni el silencio.
Algún día regresaré
a mi sequía y a mis latidos muertos,
desnudarás mis ojos antes de parpadear,
lloraré tu tierra erosionada
en el lamento de tus ojos,
en el agua de tu vientre
inundada de ti,
un árbol de pájaros
bajo la sombra de tus palabras,
de tus manos,
a la cansada rebelión de una patria,
a la frialdad de un sueño quemado.
Seguiré otros pasos en tierra suelta.
Claudia M. Sánchez Cadena (Cuernavaca, Morelos, 1985). Poeta y correctora de estilo. Estudió Letras Hispánicas en la UAEM. En 2014 Ediciones Simiente publicó su plaquette de poesía Reconstrucción. Forma parte de la antología virtual de poesía Los árboles arrancan su cuerpo de la sombra (Bitácora de Vuelos, 2015).
Mail: claudiamscadena@gmail.com