Por David Cacho
I
La raíz nutrió su manto
con el canto de los hombres,
el esfuerzo creció como una sola rama;
una sola letra, una isla, un pergamino.
El cielo abrió su espectro
con el mismo rigor de la semilla
y fue la selva del silencio
la única voz que todos escuchamos.
La raíz reverdeció desde las fauces
cuando la mano de la tierra
sujetó los orificios de este mundo.
¡Hágase tierra! Fue el grito inaugural,
pero en aquel sitio
sólo existían páramos y noches,
los hombres llegaron a su lecho
cuando la tierra y el abono
comenzaban a levantar los esqueletos
de la antigua residencia.
II
Mis manos han cultivado un corazón
para sostener la luz del nacimiento,
me he ido a la casa de descanso,
a la cumbre templada y al arroyo
para escuchar el agua y a los perros
descansando en las orillas.
He cultivado mi corazón como dos manos
que se crispan con dolor,
ahora sostengo las lágrimas de Sara
sobre los basamentos de la luna;
he tomado los problemas
como una jaula donde duermen
días nublados y árboles henchidos por el sol.
La semilla hace la lluvia entre los hombres
como la flota hace toda la bahía.
La semilla también es una doble máscara
entre la lluvia y la sequía.
III
Ha crecido la tierra pero el aire
ahora es una voz estéril,
la planta se está despellejando,
la vida se está despellejando,
hay tanto tiempo para mudar de piel…
Hay cuerpos que a luz se están moviendo
pero cuando cae la noche
se vuelven una máscara, una luz ausente.
El sol y la semilla son el rostro,
el verdadero rostro de quien ama,
no hay espacios sobrantes,
el sol y la semilla son la fuente
donde los dioses hacen su tumulto.
De los escombros puede nacer una semilla,
como una voz saliendo de los escombros,
como un escombro convertido en un escombro,
como un corazón sobre la linde del dolor.
Ha crecido la tierra en las orillas,
los esqueletos están por sacudirse,
un escombro es una flor que grita,
el grito es como el cenit.
Ha crecido la tierra,
necesito amarte pronto
para que encarne el fruto
cuando tu sangre venga
a nutrir las cicatrices.
*Texto extraído de Caminar el horizonte, el más reciente poemario del autor.
David Cacho (2000). Estudia el bachillerato, escribe poesía y cuento. Ganador de la décima entrega del certamen “Concurso Infantil y Juvenil de Cuento” organizado por el IEDF. Miembro del taller “poesía en la cornisa” organizado por Proyecto Literal e impartido por Manuel de J. Jiménez.