Por Genaro Ruiz de Chávez O.
IV. Ahí en lo oscurito
Cuando más se prende la banda
con la baisa y el Obadiah Ron,
la Felposa se ausenta del fiestón.
Aprovechando el respiro que le da la celosa cholombiana,
Huamantlo, como no queriendo querer, entra en carnal diálogo
con la Pipiana de cuerpo de stand-up dog.
Ahí en lo oscurito, sobre el cofre del Mustang Oriflama
con la puchachita entre los brazos
nuestro galán de balneario le dice encandilado:
“Pues Pipiana, Pipianita, Pipianorra
que la Felposa trae el pantuflo descosido,
la cotorrita constipada y el pollo ya picó.
Relaja la raja y aguado el helado, chata,
jardinero ando y podarte el huele de noche quiero”.
Responde la Pipiana así:
“Ese Huamantlo, mi Huamantlillo,
ya vas que te me haces apuesto.
Nomás vámonos ahí, al locus amoenus
donde la Felpilla no se entere…
Tú lo sabes, lo deseas, lo anhelas.
Hablemos el lenguaje cachamocos,
escuchemos su coro de légamo marino.
Así que no te hagas bola paloma,
que ahí te voy”.
Huamantlo se orea el miembro, lo sopesa
ypadentrochilemugriento…
así las cosas del amorts.
V. Retrovergiza ahí en lo alumbrado
En esas andan el Huamantlo y la Pipiana,
al abrigo de las sombras,
cuando escuchan al Linfas susurrar:
“¡Trucha Huamantlo trucha!
La Felposa ya se dio aire,
te andan buscando”.
El Gangrenas trata de distraer a la Felposa:
“Comadre, ¿cómo ha estado?”
“Sáquese ALV Gangrenas.
¿Dónde anda el Huamantlo?”
Y que le tunde un tremendo tronar de trompiates.
En Salsipuedes cunde la confusión:
“Ora mi Pipiana, súbase el calzón que viene mi Felposa…”
“¿Qué haces con esa putilla del rubor helado?”
“Puedo explicarlo todo…”
“¡Callate PRRO!”
“¿Vasir o novasir?”
“Pero spántame bagira”
“Pérense, pérense, ¿y si mejor hacemos un trío?”
Se arman los madrazos, en caliente,
La Felposa es aguerrida
y labebesoladerramas.
Se arma la corretiza, en caliente.
Todos a sacar su celular
para capturar a las furias en pugna.
Se desata la zarandeada, en caliente.
Un resbalón y mocostoday
fatal desnucada con la banqueta.
Un vidrio que se rompe, en caliente.
Una risa que se corta, un momento de silencio.
Adiós hermosa y predispuesta Pipiana.
VI. Tragedia, patrulla y fuga
Rojo. Azul. Rojo.
La torreta de la patrulla tiñe de colores Salsipuedes.
“Vámonos Huamantlo” dice la flotilla “ya nos cae la tira”.
Azul. Rojo. Azul.
Sólo los ladridos de Terry el pitbull maricón,
y el chismerío de las vecinas
asomadas desde sus ventanas.
Rojo. Azul. Rojo.
La Felposa, con las manos ensangrentadas,
se pela y ni quien la pueda agarrar.
Dispersa queda la ilustre runfla de gañanes.
El Costras, el Linfas y el Gangrenas
emprenden la graciosa huida.
Dejan atrás botellas vacías y colillas de cigarros.
Cuando los patrulleros llegan,
encuentran al Huamantlo
sosteniendo en brazos
el cuerpo lívido de la Pipiana.
Aquí la primera parte de “La erótica desventura del Humantlo”.
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