Por Mayra Gricelda Gutiérrez
Amanecí con una mancha profundamente negra en mi costado izquierdo
Abarca mi pierna, la cintura, el hombro y la mejilla
Si observo bien, veo pequeños gusanos, carne abierta, costras desplazadas
Ni el vestido más lindo opaca su luz negra
Y, de alguna forma, yo insensiblemente la aprecio
Por su mudez, por sus ganas de apagarlo todo, por su dislexia
Por entrar en todas las médulas y salir de ellas tartamuda
Pero también es cierto que la mancha es todo mi entendimiento del día a día
Es la bitácora de la experiencia de estar aquí acostada en la plaza del Monumento
[a la Revolución
Observando este cielo oscuro y contaminado
Pero abierta al mundo como abierto está el cielo por estos relámpagos que todo lo
[iluminan
Como si la iluminación fuera tomar una foto
Súbitamente el flashazo de que la vida nos ha rebasado
Y queda sólo el antídoto de hablar y decir
A ver si nos desintoxicamos
La noche se ha iluminado
Es lo único que importa porque es lo único que nos arrebata
No es el paraíso, pero nos devuelve al mundo
La mancha es profundamente negra y profundamente negra es la noche
Como profunda es la experiencia del error
Hasta los próximos relámpagos
Mayra Gricelda Gutiérrez López (Puebla, 1989). Estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM y ha tomado algunos talleres de poesía y periodismo cultural en diversas ciudades, como Puebla, Xalapa, DF o Guadalajara. Lectora de la poesía latinoamericana, pero también de autores como Charles Simic o Elizabeth Bishop. Ha publicado en revistas como La Mascarada, Primera página o Hímen, letras salvajes, pero también en el periódico El Economista y en blogs como Hablando de cultura.