Por Mayra Gricelda Gutiérrez
Ya en el escenario
mi cuerpo intuyó el final.
Sentí la grieta, el golpe seco;
abandoné la escena.
El director me ordenó
dedicarme a la iluminación
y alumbro el montaje
de mis últimas brasas.
¿Tanto esfuerzo será normal?
Lloro por no ser ceniza.
Y dan la orden:
¡Enciendan las luces!
Y para mi sorpresa,
las brasas encienden.
La vida me ha rebasado
con otro amanecer.
Es de vergüenza.
Sobre mi alma granada / cuerpo mazorca:
¿me venderán por kilo para alumbrar la ceguera
de los tiranos?
¿Quién me ha comprado?
¿Qué es mi perversión?
y aun así
mañana despeja.

Mayra Gricelda Gutiérrez López (Puebla, 1989). Estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM y ha tomado algunos talleres de poesía y periodismo cultural en diversas ciudades, como Puebla, Xalapa, DF o Guadalajara. Lectora de la poesía latinoamericana, pero también de autores como Charles Simic o Elizabeth Bishop. Ha publicado en revistas como La Mascarada, Primera páginao Hímen, letras salvajes, pero también en el periódico El Economista y en blogs como Hablando de cultura.